Todos sabemos que el dicho que enaltece el tema de este blog
se refiere a una mascota, principalmente a un canino, pero, ¿Quién no ha tenido
como mascota a un pequeño cachorro?
Hace siete años en el mes de noviembre mi madre me hizo uno
de los mejores regalos que me han dado en toda mi vida, llegó temerosa por la
reacción que tomaría, puesto que días antes se había extraviado una perrita a
la que en aquel entonces tenía el nombre de “Princesa”, y digo temerosa porque
había sido ella la culpable de aquel extravío, entró a la casa ocultando un
bulto entre sus manos y la dejó en el piso, junto a la ventana para que le
diera el sol, porque según ella temblaba de frío, más bien yo diría que _
temblaba de miedo_ yo la observé detenidamente porque ni si quiera hizo el
mínimo esfuerzo para pararse en sus cuatro patas y conocer su nueva casa, al
principio me causó intriga, me preguntaba a mí misma _ ¿Por qué no se mueve? ¿Qué le pasa?, ¿Estará
enferma?, pero eso fue el comienzo de una larga amista que actualmente nos une.
En estos días leí un libro que considero que la mayoría de
ustedes conoce llamado “Lo que no sabe Pupeta” del autor Javier Mardel, él
relata la historia de una perrita que convive con sus dueños poco más de 19
años y que para Pupeta todo es extraordinario, al leer cada verso de este
poemario me identificaba con lo que escribía el autor en su libro y lo que hace
mi perrita llamada “Picosa”.
“Picosa” es una perrita de pelo blanco como las nueves,
nariz café, ojos verdes y un gran sentido del humor, no le gusta bañarse, pero
le encanta atrapar el agua de la lluvia o la que tú le puedes obsequiar
arrojándola al aire libre aunque quede empapada, le fascina jugar a las
escondidillas y meterse por horas bajo mi cama o en el rincón donde ella se
sienta segura, sabe que me consuela su compañía cuando estoy triste, pareciera
que cuando le platico las circunstancias que me hacen sentir tristeza y
melancolía me escucha atentamente como si quisiera darme un consejo, pero solo
puede mirarme fijamente a los ojos , cuando está inconforme por algo sin
importar la hora del día empieza a ladrar hasta que se resuelve el problema
(según ella). “Picosa” puede pasarse toda la mañana, tarde y noche junto a mí
cuando estoy leyendo, en estos últimos días he descubierto que le agrada que
lea en voz alta, tal vez ella también se imagine a la princesa Odaí, al dragón
del miedo, a Diego Sauri, o a Josefa Veytia, quiénes han sido los últimos personajes que hemos
leído.
Tal vez muchos de nosotros tengamos mascotas como “Pupeta” o
“Picosa”, pero jamás nos hayamos detenido a pensar (como lo hizo Javier Mardel)
lo que sienten, lo que piensan o lo que expresan nuestras mascotas, está claro
que el dicho “El perro, el mejor amigo del hombre” queda corto, porque en estos
siete años de tener a “Picosa” en mi vida me ha demostrado su lealtad
incondicional, el estar conmigo en los buenos y malos momentos y soportar mi
mal genio o mal humor, y sin que yo se lo pida ella siempre me hace compañía en
cualquier momento.
Querido lector espero que al igual que yo, tú también tengas
una experiencia semejante, si es que tienes alguna mascota, y que la quieras tanto como yo quiero a mi
pequeña “Picosa”.